Papel moneda, ¿acabaremos con el dinero en efectivo?

El papel moneda es lo que hoy llamamos billetes, tiene su origen en China, llegando a España en 1780 donde fue recibido con aceptación ya que esto permitía a las personas tener más comodidad al no tener que llevar muchas monedas encima para hacer frente a pagos de grandes cantidades.
El euro pertenece al dinero fiduciario, que es el modelo monetario actual que se emplea en el mundo.

Actualmente, cada día usamos menos el dinero en efectivo, ya sea en billetes o monedas, todos recurrimos a la tarjeta de crédito, lo que se llama "dinero de plástico". Seguro que todos hemos pensado al viajar a un país en el que no existe euro "uso la tarjeta de crédito y no tengo que cambiar moneda", pero esto ya no solo ocurre para un momento ocasional, la usamos para todo. El uso de las tarjetas o el pago por aplicaciones de teléfonos móviles alcanza el 94% de la población europea. Si a esto le añadimos el coste de fabricar el dinero en efectivo, el cual supone un 1,5% del PIB mundial ya que una moneda de un céntimo cuesta producirla alrededor de 1,65 céntimos, así que  no es necesario añadir más alicientes para darnos cuenta de que realmente estamos asistiendo a la despedida del dinero en efectivo, de hecho los daneses han puesto fecha de caducidad al dinero, siendo el 2030 el año en que el papel moneda, billetes y monedas incluidas, será considerado una reliquia.


El Banco de España se niega a que esto ocurra y aunque reconocen que las transacciones son cada vez mayores siguen sosteniendo que le queda una larga vida por delante al papel moneda: «Cumple también una función como depósito de valor, algo que se ha podido apreciar en los momentos de crisis, bancarias o nacionales, en los que los ciudadanos han preferido aumentar sus tenencias de billetes de moneda ‘fuerte’ ante el temor de no tener acceso a sus saldos o que éstos perdieran su valor»

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